
Historias que inspiran
"Se me rompió el diente hace meses, pero nunca me chequé. Me sentía bien… hasta que un día, masticando algo tan simple como un pan tostado, el diente se quebró más. Me asusté. Empezó a doler y ya no podía masticar de ese lado. Fue ahí cuando entendí que el problema no se iba a arreglar solo.
Busqué opciones, pero lo que más miedo me daba era que me regañaran o me dijeran que ya no se podía salvar. En TAND fue todo lo contrario. Me explicaron con calma, me hicieron un escaneo digital y me mostraron cómo estaba el diente. Me sentí en control. Todo fue claro, sin presión para decidir en ese momento.
Me colocaron la corona en dos citas. Sin dolor, sin moldes raros, y lo mejor: ¡se ve igual que mis otros dientes! Ahora puedo comer normal y no vivo preocupada de que se rompa más. La tranquilidad que tengo hoy no tiene precio.
Me cuidaron como persona, no solo como paciente."
Ana M. - Implante y prótesis total