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Historias que inspiran
Sebas evitó ir al dentista por más de una década. Un trauma de infancia y el trato frío que recibió en otros lugares lo hicieron sentir como un número más. Durante años, postergó su cuidado… hasta que el dolor fue más fuerte que el miedo.
En nuestra clínica, lo recibimos sin juicios, lo escuchamos, y respetamos su ritmo. Cita por cita, sin presiones, con la calidez que todos merecen.
Hoy está a la mitad de su tratamiento con brackets y nos dice con una sonrisa auténtica:
“La vida me ha cambiado. Respiro mejor, me siento mejor… y por fin puedo sonreír sin pena.”
💬 ¿Tú también has postergado tu salud dental por miedo o malas experiencias? Aquí, te escuchamos.